2010
07-11-2002 – Los inodoros de Greenpeace (Nota el Tribuno Digital) : Una vez más Greenpeace mostró la hilacha, y esta vez de la manera más grotesca. Sentó a sus militantes ociosos y bufones en blancos inodoros en las escalinatas del Congreso… Los inodoros de Greenpeace por Ricardo Alonso (*) Una vez más Greenpeace mostró la hilacha, y esta vez de la manera más grotesca. Sentó a sus militantes ociosos y bufones en blancos inodoros en las escalinatas del Congreso. Utilizando argumentos falaces sobre el tema de la basura nuclear, se han dedicado una vez más a boicotear y bastardear los intereses de la Nación. El ataque de la organización «verde» y de todos los idiotas útiles funcionales, tiene que ver con que nuestro país es uno de los líderes en el tema atómico en el mundo, y esto molesta a muchos intereses. Sobre todo a los que nos quieren ver sumidos en la miseria y en un único rol de productores básicos de materia prima. Hemos vendido ya reactores nucleares de investigación y producción de radioisótopos a Perú, Argelia y Egipto; le vendemos combustible atómico a Alemania y agua pesada a Corea, Canadá y Noruega. Y somos, además, los terceros productores mundiales de cobalto-60. Todo logrado con poderosos cerebros científicos argentinos y escasos recursos. La Argentina les ganó limpiamente a otros tres países del primer mundo una licitación internacional para construir un reactor nuclear en Australia con fines científicos. Ello representa un ingreso para nuestro país de 180 millones de dólares por la venta directa de alta tecnología. Esto nos debe hacer sentir absolutamente orgullosos, no sólo del «know-how» nacional sino también de los 4.500 empleos directos que genera el sector nuclear. A ello debe sumarse el millón y medio de prestaciones de medicina radioisotópica. Sólo el cáncer les hace recordar a los fundamentalistas verdes las bondades de la medicina nuclear. Lo cierto es que ahora inventaron un «basurero nuclear» en Ezeiza metiendo miedo infundado en la población sobre la importación de desechos atómicos, cuando la verdad es que la totalidad de los materiales radiactivos, junto a los residuos que se generen, serán enviados nuevamente a Australia para su enterramiento definitivo, y esto -además- no ocurrirá antes del 2017. Greenpeace vuelve una vez más, impunemente, a hacer terrorismo ecológico afectando los intereses de la Nación, como lo hizo antes con el yaguareté, los gasoductos, la soja, el Riachuelo, etcétera. ¿Hasta cuando habrá que tolerar esta permanente agresión de parte de una organización foránea, europea y mediática, que se disfraza de caperucita roja utilizando a las ballenas para conquistar las tarjetas de crédito de los incautos? (*) Geólogo y ensayista