16 diciembre 2014

El campo de la medicina nuclear ha sido tradicionalmente una industria dominada por los hombres. Sin embargo, la empresa Coquí Pharma -que se sumó al mercado en septiembre de 2009- está transformando esa tradición. Lideradas por su CEO, Carmen Bigles, y con otros tres altos cargos femeninos del proyecto, estas mujeres guían la empresa hacia su objetivo de producir radioisótopos fabricados en Estados Unidos en 2020.

«La composición del equipo Coquí es un ejemplo interesante de cómo las cosas han cambiado en nuestra industria y en los Estados Unidos. Con trabajo duro, determinación y un espíritu empresarial, estamos demostrando que las mujeres pueden liderar el camino en este importante problema que enfrentan los EEUU», dijo Carmen Bigles, CEO de Coquí Pharma.

Antes de crear Coquí Pharma, Bigles co-fundó y fue directora financiera del Centro de Oncología Radioterapéutica de Puerto Rico. Allí, percibió la carencia relacionada con el Molibdeno-99 (Mo-99) y cómo la falta de este insumo comenzó a afectar a sus pacientes. El Tecnecio-99m (Tc-99m) derivado del Mo-99 se utiliza en cerca de 50.000 procedimientos médicos al día en los EEUU. Sin embargo, debido a la corta vida media de los isótopos implicados (66 horas de Mo-99 y sólo seis horas para Tc-99m) no pueden ser almacenados y, una vez producidos, se deben aplicar rápidamente al paciente.

En 2012 el Congreso de Estados Unidos aprobó la legislación necesaria para otorgar el status de «prioridad nacional» en ese país a la producción de Mo-99. Entre todas las empresas que están considerando la producción del isótopo, sólo Coquí Pharma está planeando construir una instalación utilizando la tecnología -ya debidamente probada- de reactores de investigación.

El equipo de desarrollo de la instalación para la producción de radioisótopos medicinales(MRPF, por sus siglas en inglés) incluye a Amy Roma, abogada de Hogan Lovells, quien asistirá a Coquí en el tema del licenciamiento de las instalaciones y la revisión ambiental.

«He trabajado en licencias de reactores nucleares y temas regulatorios durante once años y el 90% del tiempo soy la única mujer a la mesa», dijo Roma. «La perspectiva de una mujer añade un punto de vista diferente que es de gran ayuda en la planificación de instalaciones y al solicitar el apoyo de la comunidad.»

Bigles dice que no se propuso construir una empresa con el apoyo de tantas mujeres en posiciones de liderazgo, sino que la compañía simplemente evolucionó de esa manera.

Asimismo, Coquí seleccionó a INVAP, empresa argentina de tecnología, para diseñar y construir la instalación propuesta, sumando a Verónica Garea, Ingeniera de Seguridad para los reactores de Coquí. Si bien Garea ha participado en muchos proyectos nucleares, dice que esta es la primera vez que comparte la responsabilidad con “tantas mujeres experimentadas y creativas, comprometidas con la excelencia técnica”.

Por su parte, Gresham, Smith and Partners, firma de Arquitectura, Ingeniería y Planificación trajo a Blair Everett, Planificadora Ambiental de Coquí.

Más recientemente, Coquí sumó a Kimberly Keithline de MPR Associates como Directora del Proyecto. Kimberly se incorporó recientemente a MPR desde el Instituto de Energía Nuclear norteamericano, donde se desempeñó como Gerente de Proyectos Senior para la implantación de nuevas instalaciones.

Finalmente, la empresa de ingeniería nuclear ENERCON también está contratada para colaborar con Coquí en la preparación de sus solicitudes de certificados ante la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) de los EEUU. La nueva división de plantas de ENERCON ha apoyado a más de diez nuevos proyectos de plantas, incluyendo la preparación de permisos tempranos de sitio o las solicitudes de licencia de operación combinados para la NRC.

Planes de la instalación

La instalación para producción de radioisótopos médicos de Coquí comprenderá dos reactores de pileta abierta con combustibles tipo placa, una planta de procesamiento de radioisótopos (RPP), una instalación de acondicionamiento de residuos, además de edificios administrativos.

Los reactores, que operarán justo por debajo de los 10 MW (pero no simultáneamente), se usarán para producir Mo-99, el precursor de Tc-99m que, como ya se ha señalado, se utiliza en procedimientos médicos.

El diseño preliminar de los reactores incluye un núcleo compacto (altura activa de 50 cm) con seis elementos combustibles. El ciclo medio del combustible oscilará alrededor de 30 días a plena potencia, con uno a dos reemplazos de elementos combustibles por ciclo. El diseño del combustible será de tipo MTR estándar con base en siliciuros, con uranio de bajo enriquecimiento. El reactor tendrá un reflector de berilio donde se instalan las posiciones de irradiación.

Una vez que el Mo-99 sea producido en el reactor, será transportado a la Planta de Procesamiento de Radioisótopos para su procesamiento y envío a distribuidores de Tc-99m. La capacidad prevista para el MIPF será de 7000 curies, seis días por semana. La instalación tendrá un número de líneas para garantizar la disponibilidad de producción y ofrecer flexibilidad para aumentar la producción cuando sea necesario.

Las instalaciones serán entregadas como un proyecto llave en mano por la firma argentina INVAP. La compañía construyó el reactor de investigación OPAL en Australia y el RA-6 en Argentina, únicos reactores de investigación en pleno funcionamiento construidos para utilizar uranio de bajo enriquecimiento. INVAP está bajo contrato exclusivo con Coquí para construir el MIPF en los Estados Unidos.

Coquí afirma que está en camino de presentar una solicitud de construcción a la NRC a mediados o finales de 2015. Una vez presentada, el proceso de revisión de la NRC para la solicitud de permiso de construcción en general toma de 18 a 24 meses.

La instalación está prevista para la construcción en Alachua, Florida, en terrenos propiedad de la Universidad de Florida y cerca de su campus de Gainesville. La universidad cuenta con uno de los departamentos de Ingeniería Nuclear de primer nivel en los EEUU y Coquí se beneficiará de su participación, dice Bigles.

FUENTE: Nuclear Engineering International